miércoles, 24 de octubre de 2012

SILENCIO


Silencio,
Sólo silencio.
Sin relato personal alguno.
En cada momento, dormido o despierto,
En esta ermita cubierta de paja
Es hora de dejar tambien este traje de uno mismo.

jueves, 11 de octubre de 2012

GOZO





¡Esa plenitud que a veces llamamos VIDA, otras CONCIENCIA, otras DIOS  y en otras ocasiones buscamos alguna palabra inabarcable para designar lo que no puede expresarse!

Todo lo inunda. Nada queda fuera, pero tampoco hay dentro.

Cuando la vida siente la VIDA, el gozo es el éxtasis de la vida.
Es un sentimiento sin fronteras.

Si ponemos atención,  un poco de atención, nos daremos cuenta que en muchos momentos “algo” entra en nuestra conciencia personal que ésta no sabe clasificar, que no encaja en nuestro esquema mental y entonces le damos de lado y le cerramos la puerta.
Una inquietud innecesaria, una inútil pérdida de tiempo, decimos.

Sin embargo hay cosas que hasta al corazón se le escapan y que los ojos de un Buda no comentan.
¿Cómo no van a estar alejadas de nuestra comprensión?

Esa plenitud, esa corriente, ese viento, no tiene dirección, ni nombre. No nace en ningún lugar. No distingue entre las hojas de los árboles, aunque cada uno entone una melodía distinta. Sea en MI  o en FA, las acaricia por igual. Y así cantan los océanos y los mares, los ríos y los lagos, las montañas y los valles, las estrellas y  planetas y todas las criaturas.

Es el viento puro de la Creación.
Es una cuestión muy antigua.  ¿Qué es lo que se mueve el viento o las hojas? ¿Se agitan los mares o se mueven las olas?
Si dices que lo que se mueve es la conciencia, es que aún quieres dominar el viento y los mares.
Y tal vez sea porque el mundo es muy joven y que muchas cosas carecen de nombre todavía.

Es por eso que te digo: ¿cómo incorporar el gozo a tu vida?
¡Vive la VIDA de primera mano! Fresco y nuevo a cada instante.
¡No te dejes engañar por nada ni por nadie! y escucha, pero no en demasía.
Tu melodía es única aunque el viento sea el mismo.

GYOJI

jueves, 4 de octubre de 2012

ACLARAR EL "yo"

              

Esta es una cuestión primordial: ¡ Aclarar el “yo”!
Sin esto, todo lo demás no son más que mentiras, aunque  las puedan creer todos los seres del Universo.

Desde este “yo”, desde esta conciencia personal, ¡Cuánto anhelo por comprender! Pero cuando se cree comprender algo, en verdad, solo acabamos de estancar un poco de agua del inconmensurable río de la existencia, y acabará oliendo mal.

La Existencia es un “Misterio” y no necesita explicación ni comprensión. Es ajena a esas expectativas del ego, aunque sean las de un ego sutil y espiritual.
En este “Misterio” están todas las dimensiones en las que los seres, conscientes o inconscientemente, estructuran la realidad que crean y perciben desde la egóica identidad.
Iluminar toda identificación es un buen comienzo para aclarar el “yo”, pues solemos identificarnos y encerrarnos en los limites de... mi cuerpo, mis pensamientos, con mis ideas, con mis emociones, con mis pensamientos, con mis sentimientos, con mis circunstancias, con mi mente, con mi corazón,...con mi país, con mi raza, con mi cultura, con mi historia, con mi planeta, con una partícula o con una galaxia, etc. La identificación es apego y alimento para el “yo”.
Solo hay una forma de traspasar e iluminar el “Misterio” y es ¡VIVIR! Y vivir es un verbo que solo se realiza y se conjuga en un tiempo: el gerundio; es decir: ¡viviendo!. Por eso es tan difícil, incluso para aquellos que llevan “practicando” muchas vidas. Quieren realizarlo y conjugarlo en tiempos imposibles.
Vivir es el misterio mismo, es esa “corriente” que acoge a todas las formas y fenómenos en su seno,  es ellos mismos y la vacuidad desde la que surgen. Y solo viviendo es posible la  liberación de uno mismo, el mayor embaucador. Es por eso  que todo cuanto se diga al respecto, por muy bien intencionado que sea, no es más que echar polvo en el espejo, crear nubes en el inmenso cielo azul.

Sin embargo hay que “apuntar” viviendo, porque aquí y ahora muchos seres humanos sienten hurtada la historia de su existencia en este mundo de las formas, de átomos y planetas, estrellas y galaxias, de emociones y pensamientos. El conocimiento de su conexión con la Vida toda, en el Universo en el que están, se percibe manipulado; no satisface.
Y saltan al escenario cuestiones que van dinamitando ese mundo en el que se sienten encerrados y en el que ahora, una ciencia endiosada y absolutista y la espiritualidad de consumo, nos llenan de conceptos abstractos. Y en el que las socializadas o integristas religiones aportan sus estrechos cauces y dogmas intocables y alienantes. Es el caldo de cultivo perfecto para nuevas doctrinas y desvaríos difíciles de tragar,  pero que sin embargo tienen legiones de crédulos entregados, pues ofrecen un consuelo a la angustia y ansiedad de muchos seres humanos, abriendo el campo mercantilista de las técnicas del bien-estar y las terapias de la felicidad como somníferos remedios.

¿Por qué tanta limitación perceptiva?
¿Por qué tanta soledad en un Universo tan vasto?
¿Por qué tanta ignorancia y tanto conflicto?
¿Es acaso el pasado solo memoria y recuerdos?
¿Es el futuro solo deseos y pretensiones?
¿Quiénes somos?
¿Qué teatro es este?

El alba de una nueva dimensión, de una nueva perspectiva, está surgiendo desde la posición cósmica de esta humanidad aquí y ahora. Aflora una nueva conciencia. Es el devenir de causas y condiciones. El gran río de la creación acomete un nuevo tramo, un cauce distinto, un fluir diferente, con nuevos “paisajes” en los que antiguas semillas ahora son árboles, flores y frutos y en los que antiguas rocas se han transformado en fértil tierra para nuevas semillas. También surgen nuevos “elementos” que pueden traer nuevas inquietudes, si antes no aclaramos el “yo”.

Incluso para muchos de aquellos seres humanos que ya atisban este nuevo amanecer, siguen existiendo deseos y expectativas que no les permiten fluir liberados este nuevo tramo del gran río de la VIDA. La rueda sigue girando. Los deseos y expectativas pueden ser más “espirituales”. El giro más armonioso. Pero al fin y al cabo expectativas limitantes.
Y también nuevas identificaciones  e identidades, pues aunque se vayan difuminando las del viejo mundo, se siguen llevando trajes.
¡Perfecto!
Pero no creemos nuevos Dioses, aunque sean de un mundo nuevo, de distinta naturaleza o de otras dimensiones. Cese el culto a toda personalidad. ¡Que nadie engañe a nadie convirtiéndose en Mesías o Avatar!
“Caminante, no hay camino, son tus huellas nada más”.
Todas las estructuras, sean de la dimensión que sean, son inconsistentes, impermanentes, carecen de esencia propia y acaban transformadas, disueltas y derribadas. Todas las dimensiones no son más que limitaciones perceptivas, incluso aquellas que sostienen a las identidades más sublimes.

Dejemos fluir este nuevo amanecer sin maniatarlo con nuestros apegos no iluminados, pues para ver con esta nueva luz es necesario aclarar el “yo”, el ego, la identidad.

Sin duda alguna, el deseo construye mundos y nuevos deseos construyen nuevos mundos. Pero hay un deseo que encadena a todos los mundos que construimos bajo los más sólidos  grilletes y es el deseo de ser, de continuar, de permanecer como algún “yo”, de una u otra forma. Todo vale para tal fin: nos vale el miedo, nos vale la fe, nos vale la esperanza, nos valen nuevas doctrinas, nos valen nuevas teorías, cosmológicas...nos valen lo que digan los profetas o los charlatanes. Todo nos vale.
Sin embargo nada permanece como “yo”, ni la ola ni el océano. Hasta la más grandiosa estructura cósmica, con independencia de su tamaño y naturaleza, esta en continua transformación, es impermanente y... en su impermanencia se haya ¡la inmortalidad!
Este deseo de ser es el último en abandonarse, el que causa mayor sufrimiento, el más sutil, hasta el punto de disfrazarse de “espiritualidad”...¡Yo soy!. ¡Soy el yo superior!, ¡Soy conciencia!, ¡Soy el Todo!, ¡Soy la Nada!...Soy, Soy, Soy.
¿Acaso este querer ser no es la forma espiritual del ego, un “yo” más?

La verdadera liberación es liberarse de uno mismo y entonces ocurre el “milagro”, el “salto cuántico”: ¡No hay un “yo” liberado!

Hay que iluminar todos los apegos, también el apego a la propia práctica. Y liberarse de todo tipo de consideraciones erróneas acerca de lo correcto y lo incorrecto, del bien y del mal, de la vida y la muerte, de los tres tiempos, etc.
Luego no hay que quedarse estancados en el nihilismo de la no-acción, la indiferencia y el vacío estéril.
No quedarse atrapado ni en el mundo de los fenómenos, ni en el mundo celestial de la no-forma.

Cuando en un momento, en un solo instante, se realiza este dominio, entonces el “yo” está en su sitio, tendrá cabida funcional y se puede fluir con ciclos y acontecimientos sin quedar atrapados en ellos. Ya no te atrapará ninguna emoción, idea o pensamiento, ni  el vacío ni ningún fenómeno, sea este “la crisis”, el “2012”, un anillo fotónico, cualquier visión o percepción, o el Universo infinito por desbordante que parezca.

Ahora bien si lo que se quiere es consuelo y “comer filete”, aunque sea permaneciendo dormido en un capullo protector, pues también perfecto, así podréis quedaros colgados de cualquier mundo o dimensión.

Pero entonces os pregunto una cosa:
¿Seréis capaces de calentaros con la luz de la luna?

GYOJI

domingo, 15 de julio de 2012




                                                                                                                                                                                                             MUNDOS

¡Cuantos Maestros, Gurús y “Terapeutas”. Cuantos Conferenciantes, Oradores y “Talleristas”.
Y cuantos Practicantes, Admiradores, Seguidores, Escuchadores y Cursillistas!
Transeúntes, todos de buena fe, condicionados en mayor o menor medida por las realidades que recreamos continuamente desde la inconsciencia más notoria hasta la consciencia mas despierta.

Pero es necesario vernos todos desde la perspectiva adecuada, para caer en la cuenta de la dificultad de traspasar tanto dogma, tanto logismo, tanta racionalidad, tantas prisiones, tanta manipulación y condicionamientos y tantas limitaciones; aún a riesgo de que la luz que entra produzca nuevas distorsiones y  confusión.
 
Cuando la presa empieza a rebosar, cuando se desmorona el dique, las aguas salen con fuerza, desbordan los cauces, arrastran barro e inundan terrenos... pero llevan la vida a una tierra reseca, muerta y yerma. La Creación está empeñada  en que la Vida recorra nuevos Mundos.
 
¡Que corra el aire con fuerza! Se están desmoronando las religiones fosilizadas y dogmatizadas. Las teologías no tienen más consistencia que las estructuras de las nubes que cruzan, veloces y cambiantes, los límpidos cielos de otoño. Los dogmas se derrumban.
 
Permitámonos  escuchar a todos los seres. Recordemos, de nuevo, el silencio del Cosmos. 

¡Grandioso momento! Muchos seres tienen esta consciencia.
¿Pero que momento no es grandioso si se le deja surgir en toda su pureza?

No nos dejemos encerrar de nuevo entre fronteras, sean de la índole que sean. Por fin podemos entender que la Teoría de la Relatividad siempre fue “relativa”.
Que el boson de Higgs, llamada la “partícula de Dios”-como si algo no lo fuera -, una manifestación más como cualquier otra de la Creación, no se convierta en otra explicación frontera que solo de a luz nuevos fósiles.
Que ninguna nueva estructura ni explicación vuelva a confundirnos haciéndonos creer que el espíritu amplio tiene límites y puede encerrarse en su “explicación”.

Pasó el tiempo del seguidismo, del forofismo, del admirador, del adorador...,etc. Conforman las fronteras de la conveniente irresponsabilidad.

Tampoco caigamos prisioneros de nuevos dogmas incuestionables, surjan de donde surjan, ni nos dejemos atrapar por renovados miedos.

Nada ni nadie tiene el poder de adueñarse del devenir, conceptualizando, intelectualizando y estructurando percepciones y sentimientos desde su “consciencia personal”.

El devenir es esa corriente de unidad que se escapa “entre los dedos” de todos los seres, desde la más pequeña partícula y la más sutil de las existencias, hasta las más estructuradas e inconmensurables criaturas cósmicas.
No es una cuestión de sabiduría o poder, lo que nos aventura a encerrarlo en una explicación, sino la seductora ilusión de autolimitar lo que carece de limites,  desde el más camuflado e inconsciente de los egos, y aunque sea con afán de ayuda solidificando fenómenos, percepciones y aconteceres e intentando una comprensión, sin iluminar su  propia insuficiencia, y al margen de esa corriente.

Sin embargo la Conciencia Cósmica, que nada en sí misma, continuamente modifica y difumina los limites de la consciencia “personal” de todas las criaturas,  que no son otra cosa que ella misma y que se va expandiendo al descubrir que forma parte de una “Sopa Cósmica” a la que en clave de humanidad sublimamos en su perfecta e insondable naturaleza, con otra palabra inabarcable, aunque manoseada desde todos los ámbitos..., no solo emocionales: “Amor”; cuyo recipiente no tiene fondo aunque para traerlo a estas dimensiones de la realidad material usemos las “ilusiones” del espacio y el tiempo como los ladrillos que conforman las estructuras en las que apoyamos la infinita “elasticidad” de la Creación, como su más palpable manifestación. 

Dejemos que este “descubrimiento” abra las puertas a una nueva consciencia personal. Que despierte a su poder creador de “realidades” y, que como reflejos de sí misma, pueda atisbar un arco-iris infinito de entidades y fenómenos de todas las “dimensiones”, pudiendo  llegar a tomar contacto consciente con  ellas, dando a su vez  forma a una pléyade infinita de “mundos”. 
 
Cuando este descubrimiento se realiza existencialmente; cuando uno se moja y se empapa bajo la lluvia en lugar de escuchar más y más explicaciones sobre la lluvia, o de oír llover  desde el resguardado rincón de su ventana, cuando uno se decide a salir de su concha y quedar a la intemperie; lejos de provocar un vacío nihilista o una parálisis insuperable, se ilumina una maravillosa simplicidad y perfección de lo cotidiano, en todos los fenómenos y en su propia vacuidad, irradiando un gozo de unidad o amor inexpresable.

Todos los fenómenos del Universo aparecen, entonces, como verdad eterna. Lo “mundano” y lo “sagrado” se revelan como lo mismo. Es el anhelo que en clave de humanidad se colma y tiende a certificarse.

Pero “conocer” y tener una determinada “comprensión” de esta profunda cuestión, de poco sirve si no se “realiza” ¡ahora!;Desde la médula de cada gesto y actitud de nuestra vida cotidiana, como la  práctica desnuda que cada uno es y por la que discurre la VIDA. Más allá de todo discurso y percepción nacida de la consciencia personal o de ajenas experiencias implantadas y asumidas basándose en explicaciones, pero que no dejan de ser vestimentas, por tenues, ligeras o sublimes que nos parezcan. 

Entonces todo proclama esa verdadera naturaleza: árboles y montañas; risas y océanos; partículas y emociones; universos y mariposas; sueños y seres.
Verdaderamente, en este “Todo” no hay dos partes.

Y salvar a todos los seres (que es el primer voto del Bodhisattva en la vía del Buda) es amarlos, reconocerlos, acoger su “postura”,  certificar su existencia sin querer ubicarlos en el lugar que más conviene a “nuestro propio mundo”.
Escuchar los sonidos de todos los mundos, disolver los limites de la consciencia personal y abrir la puerta de la “Gran Libertad” a todos los seres traspasando cualquier clase de apego, es despertar a la dimensión del Amor, algo infinito, inexplicable e incomprensible, salvo desde esa misma dimensión.


Todos los mundos existen, nosotros existimos y todos los seres existen en absoluta interdependencia, más allá de cualquier forma de percepción, más allá de este mundo descrito, aún con la mejor intención y la mayor de las habilidades, por el lenguaje y la naturaleza de nuestro pensamiento dualista. Y aún más allá de ese más allá.


Es por eso que la verdadera vía no tiene límites y se trasciende a sí misma. Pero en el mismo “sueño” de despertar, hay quién cree haber “obtenido” el despertar, está satisfecho y se apega a “su” comprensión.
Cada uno tiene la posibilidad de “realizar” la verdadera naturaleza de todo, pero aún comprendiendo y siendo la propia luz y el mismo despertar, no os apeguéis a esto, ya que el despertar no tiene limites...

No sigamos siendo presos de niveles o dimensiones, por elevados y maravillosas que nos puedan parecer, ni ubiquemos en ellos a nuestros otros y a todas las existencias como soporte de nuestras propias limitaciones, de nuestras propias y nuevas ilusiones y de cada uno de nuestros propios despertares.
La vía de la VIDA es también la vía universal de la Humanidad, ¡no nos pertenece!. Nosotros como Humanidad somos parte de la VIDA. Incorporémonos a ella en su fluir,  totalmente desnudos e incondicionalmente.

¡Hay dimensiones muy sutiles! Y ¡Hay apegos  muy sutiles! Si quedamos atrapados en ellos, el tenue aroma de una varita de incienso se puede hacer más denso que un núcleo de hierro.


Gyoji.


jueves, 7 de junio de 2012

El lugar de la nube preciosa

           
 
Algunos días, solo, sentado en Zazén en el lugar de la nube preciosa. Un pequeño Dojo en una pequeña ciudad, de un pequeño país, de un ser  que llamamos planeta Tierra, que gira alrededor del  Sol, una de entre los cientos de miles de millones de seres que llamamos estrellas, que forman parte de otro ser al que llamamos Vía Láctea y que forma parte de otro conjunto de galaxias  cuyo numero es infinitamente mayor que la suma de los granos de arena de todas las playas de la Tierra.
Lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño es el mismo lugar.
 

Navegando por un océano de sueños, emociones y sentimientos, apoyados en fugaces percepciones, nadando entre creencias y visiones, refugiados en ideas, conceptos y teorías continuamente barridas por el viento de la impermanencia, ¿Quiénes somos?

Zazén es entrar en contacto con la dimensión de la existencia  que está más allá de la suma de nuestros actos, de nuestras palabras, de nuestra personalidad,  de nuestra historia, de las vicisitudes del mundo social, de nuestros pensamientos; es decir de todo karma. Es entrar en contacto con aquello que no está condicionado y de lo que resultan todas las condiciones. Ninguna explicación lo alcanza. Ponerle palabras y conceptos es confundir y alejarse.
 

Zazén  no es una practica solitaria. Nada queda fuera. Es la vuelta de la consciencia personal a la conciencia cósmica. Esta practica-realizacion, intima, resuena con todo el universo. Ninguna gota de agua está sola.
 Pero las palabras son palabras.

Zazén es el mismo lugar de la nube preciosa. Es devolver la gota de agua al océano. Y esa soledad numérica, solo un juego mas del ego, una ilusión que se ilumina en el lugar de la nube preciosa.
 

Zazén es entrar, con todos los seres y existencias, en esa corriente de unidad y armonía que expresa el poder cósmico en una diversidad infinita,  que se manifiesta a cada momento y en cada cosa, más allá del ser-tiempo, iluminando y disolviendo los limites de ciclos, estructuras y conocimientos surgidos de una comprensión  conceptual  de “las cosas” y no de la profunda experiencia existencial.

Cuidar este lugar y alentar esta práctica intima del Universo en el lugar de la nube preciosa, es permitir que toda la “luz” del Universo, por infinita que sea pueda reflejarse en cada gota de agua.

Penetrad toda niebla y desenmascarar a Dioses y Budas.
Podéis veros en los infinitos espejos y finalizar toda búsqueda.
Por favor, encontrad  el lugar de la nube preciosa en todos los aspectos y formas de vuestras actividades, de vuestra existencia.
Gyoji.