Deja que tus acciones sean como nubes pasajeras;las nubes pasajeras no poseen apego alguno.
Deja que tu quietud sea como el espiritu del valle; el espiritu del valle es imperecedero.
Cuando la acción acompaña a la quietud y la quietud se convina con la acción, la dualidad de acción y quietud deja de surgir.
*Maestro Zen Pei-chien*
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