“Una persona acudió a Buda y le dijo: por favor contesta a mi pregunta sin utilizar palabras, porque he oído que la autentica respuesta es tal que no se puede expresar con palabras.
Buda sonrió y replico:
Sin duda has oído bien; pero entonces formula tu pregunta sin utilizar palabras y yo la contestaré sin utilizar palabras.
Y esta persona añadió:
Eso es imposible.
Si no se puede formular la pregunta, ¿cómo se va a formular la respuesta? ¿Cómo puedes exigir una respuesta?
Ninguna pregunta sirve para algo y las respuestas tampoco.
Son creadas por la mente que elucubra y esa mente es una gran barrera. Es el fortín de la dualidad, de la separación y de la ignorancia. No hace mas que crear preguntas y llega a convencerte de que hacer más y más preguntas es “la gran búsqueda”.
Pero las preguntas no son más que nubes que van creciendo con las respuestas que alimentan nuevas preguntas, en un juego mental que nos convence de tener una comprensión profunda de las cosas, siendo en realidad fuegos artificiales.
Preguntas y respuestas no son más que un entretenido juego de la mente. Y puedes seguir el juego hasta el final de tu vida, si quieres. El juego no hace más que retrasar la no-busqueda.
Cuando preguntas siempre sales por la misma puerta que has entrado.
Sin embargo...
Una flor es una flor. Todo lo que digas sobre ella la falseará.
Ni siquiera puedes decir que en ella está todo.
Buda mostró una flor-no formuló ninguna pregunta y solo Mahakashapa sonrió-no elucubró ninguna respuesta. Buda y Mahakashapa se fundieron en la flor y en la sonrisa, se reconocieron. En esencia no-dos.
Este es un suceso, al margen de la rigurosidad histórica del acontecimiento y su narración, espiritualmente preciso. Difícil de entender y casi anecdótico si tratamos de explicarlo desde la locura de nuestra forma de vida actual; pero si uno está realmente presente, el momento en el que alguien sostiene una flor y en toda su belleza y silencio, la hace girar para introducirte, totalmente vacío, en ese único momento,…puede nacer una sonrisa…y el mundo se ilumina.
Un buda y otro buda.
Podemos preguntar, discutir y filosofar sobre esto y aquello, sobre la vida y la muerte y sobre cualquier cuestión, pero no será más que un lio y nada saldrá de él, porque la VIDA no es una pregunta filosófica. La VIDA es existencial.
La respuesta no requiere pregunta, florece en la práctica de ser, en él que todo destino se manifiesta de forma consciente. Pero esto no es una respuesta, sino una realización, una revelación; no es una cuestión mental, sino existencial.
Y en el momento en el que lo comprendas, cualquier cosa que diga tendrá un sentido condicionado y relativo. Solo será un medio, a veces puede que hasta hábil, pero nada más.
El significado de las cosas es una proyección, una interpretación de la mente, utilizables como peldaños de una escalera para subir por encima de todas las proposiciones. Después, carece de sentido cargar con esa escalera.
¿Cuál es la respuesta?
¿Cuál es la pregunta?
La práctica de la amplia vía espiritual, es la liberación de todas las preguntas, de todas las respuestas y de toda búsqueda.
Esta práctica lo abarca todo.
Una flor es una flor
¡Cómo vas a hacer preguntas a la VIDA, si ella misma es la pregunta y la respuesta!
Una flor es una flor, es una flor…
No se necesita nada más.
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